La obra “Ballet Triádico” es una presentación escénica compuesta, diseñada y dirigida por Oskar Schelemmer. Su composición comenzó alrededor de 1912 pero en 1922 se representa en su totalidad y como obra que marcaría un referente en la vanguardia artística alemana.
Mira el ballet aquíPara comprender la naturaleza de esta obra tenemos que hacer una retrospectiva sobre su autor. Nos encontramos en una Alemania, que recién salida de la Primera Guerra Mundial, busca reinventarse y romper con todo lo anterior. La guerra trajo un progreso industrial y tecnológico si bien económicamente y socialmente tuvo tal impacto, que pasó mucho tiempo hasta encontrar una “estabilidad”. Es en esta situación en la que una innovadora concepción del arte emerge para reivindicar la novedad, la innovación. La escuela de la Bauhaus fue una escuela de arte creada específicamente para estos fines, pretendiendo ser líder en la precursión de las vanguardias constructivista y modernista. Uno de sus alumnos y posteriormente docente más reconocidos es Oskar Schelemmer, habiendo estudiado bellas artes y posteriormente en la Bauhaus, Oskar era pintor, escultor y diseñador.
El constructivismo era un movimiento artístico con el que este creador se sentía muy identificado, movido por la utilidad de las obras artísticas y la figura humana, llegó hasta la danza para utilizarla como medio, para hacer una puesta escénica que representase todos los conceptos con los que estaba fascinada media Alemania en esos momentos. Las características son las siguientes:
La obra de arte tiene comunicación con el espacio que la circunda; he aquí la gran importancia del decorado y el escenario en el que se desarrolla “Ballet Triádico” , el fondo se vuelve el principal comunicador de la obra, el color ( amarillo, rosa y negro) pretende ser el contexto argumental para el espectador. La escena amarilla quiere emular alegría, la rosa transportarnos hacia la solemnidad con un aire ceremonioso, y por último, la escena negra crea un espacio neutro para el misticismo y la fantasía. Otros elementos de la puesta en escena son la rampa y escalera que están presentes en las tres “fases” del ballet. Probablemente tuvieran una utilidad cercana a la espiritualidad para el autor, la rampa se usa como descenso y las escaleras como ascendimiento.
Otra característica de este movimiento es que la obra se abre al espacio mediante elementos transparentes, geométricos y lineales. Una de las cosas por las que este ballet es tan reconocible es por el vestuario, que utilizando la geometría, dota a los intérpretes de una impersonalidad característica de muñecos, juguetes. Las esferas, los arcos y las líneas rectas integran el vestuario junto con la variedad creada entre los colores primarios.
Finalmente este ballet reúne otras dos características que lo podrían incluir en el movimiento constructivista. La primera de ellas es que se hace hincapié en lo abstracto pero funcional y la segunda, que por todo lo anterior, se aleja claramente del arte burgués.
A nivel estructural la obra guarda parecidos con los ballets clásicos, la división en tres actos es común en el mundo de la danza, Schelemmer divide la obra en tres secciones porque el tres “trasciende la dualidad dando lugar al colectivo”.
La espiritualidad siempre está ligada de una u otra forma con la experiencia artística, para este creador la obra era “matemática metafísica y artística” y una “fiesta en forma de color”.
En el ballet busca representar dos valores importantes del movimiento, lo primitivo antes que lo florido y recargado, de ahí la simplicidad geométrica de la coreografía, pudiera ser complejo pero como se presenta de una forma” ordenada” el espectador siempre tendrá la capacidad de procesar la obra en el momento. Otro valor; el ingenio antes que el sentimiento. Ciertamente, aunque “Ballet Triádico” nos puede transportar a momentos reflexivos y si tiene una expresividad, comentada anteriormente en la significación de los colores, no tiene una finalidad expresiva referida a la reflexión emocional, no busca evocar en el espectador el florecimiento del sentimiento. La propia música que acompaña el ballet, compuesta por Paul Hindemith, también busca alejarse de la emocionalidad.
Obras como esta, me parecen un referente importante, pequeños escalones que conducen hacia la abstracción de la danza, las nuevas formas de expresión y las variantes que aún quedan por explorar. Todas las crisis llevan a una ruptura del orden establecido y deja emerger movimientos e intereses artísticos, que buscando innovar reflejan al mismo tiempo, la sociedad del momento. En esta obra, yo diría que la coreografía es el elemento menos importante de la presentación escénica. Es una excusa, es solo el transporte del resto de valores, los verdaderos protagonistas de este ballet.
Carmen Cebrián González
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